Un día

Un día cualquiera te levantas, te vistes, te despiertas de un sueño que ya ni recuerdas minutos antes de sonar la alarma de tu despertador.

Un día aparece algo que te ilusiona de nuevo, que te inspira, que te mueve por dentro un poquito que te saca una sonrisa ingenua.

Un día que te pones triste, que no te esperas una noticia que te mueve toda la estructura que creías controlar, no podemos controlar nada.

Un día que te dejas llevar por la magia del mismo día en que has decidido creer en ella. Y las vas notando en todos los momentos que se te presentan ese día, sonríes y todos parecen que sonríen contigo.

Un día que te escondes, que tienes la cobardía del momento, que te haces pequeña ante tan grande gigante, que te asustas y sientes escalofríos recorriendo tu cuerpo, que solo dando el primer paso consigues vencerlo.

Un día que no te apetece hacer nada, sientes apatía por lo que ves, hueles o notas, que no te gusta y ya está. Que no hay que darle más vueltas, que lo dejas pasar de lado y ya está, lo aborreces… puaj!!!

Un día arrugas la frente, sientes fuego interior, tu mandíbula se aprieta, tus puños y cuerpo se contraen, tu mente quiere luchar con el mundo, tu defensa se pone en guardia, tu portazo en la puerta hace derrumbar las almas.

Un día que es mezclan todas las emociones desde la sorpresa, la tristeza, la alegría, el miedo, asco y enfado… hacen un cóctel y no sabes dónde quedas tú. Todas se hacen dueñas de ese día en que no comprendes lo que pasa fuera, pero menos aún lo que te sucede dentro. Todo se vuelve confuso, nada te cuadra, no aceptas lo que te dicen, no tienes ganas de escuchar a nadie, ni nada. Son días raros, que mejor que pasen, son días que no tienen sentido.

Pero un día se pasa, como el que pasa una hoja al leer un libro sin prestar atención, como una hoja que cae del árbol en otoño, como un hola sin sonrisa, como un adiós sin mirada, como un beso sin abrazo.

¡Y otra vez,  un día… comienza de nuevo… Gracias!

Un abrazo al corazón